No cabe duda sobre la posibilidad de tratamiento de los motores eléctricos, ya que se puede recuperar hasta el 98 % de su peso total, transformándolo en materia prima secundaria y el mercado en la actualidad es especialmente receptivo en este campo: la construcción, los medios de transporte y la tecnología necesitan usar una gran cantidad de este tipo de metales. Desde el punto de vista de la elaboración, el motor eléctrico no es un residuo «fácil» porque tiene características que lo llevan a desgastarse mucho y que ponen a dura prueba los rotores, las rejillas y las cuchillas de las plantas de recuperación. A su vez esta chatarra tiene varios niveles de dimensionales, con un rango total que varía de los 10 a los 40 kg y el proceso de elaboración cambia en base al tamaño. Las empresas que trabajan este producto deben prestar atención a que las máquinas de disgregación y de molienda tengan una buena solidez.

En la empresa Panizzolo, como usuarios directos, conocemos bien los problemas debidos al desgaste y al fuerte estrés al que se ven sometidos los componentes, las soldaduras y la carpintería. Por ello nuestros martillos y nuestros blindajes se fabrican con fusiones especiales antidesgaste, pensadas de manera específica junto con la Universidad de Padua, para el tratamiento de los residuos pesados. Es también de máxima importancia la selección del gránulo obtenido en salida. Una selección aproximada no es aceptable para hornos de fundición y acerías porque puede producir problemas en las etapas de fusión del material, como por ejemplo sucede en los hornos de fundición cuando hay residuos de cobre que producen importantes defectos en las aleaciones de hierro. Por ello para completar el ciclo de molienda, las plantas de refinado de Panizzolo incluyen una fase de separación avanzada, para obtener un resultado final de altísima calidad. Respecto a las últimas actualizaciones tecnológicas, hemos introducido un selector óptico de alta precisión.

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El residuo de aparatos eléctricos y electrónicos, denominado RAEE, es un residuo que ha aumentado considerablemente a lo largo de los años y que en pasado era tratado de forma incorrecta. En los últimos años las economías industriales y un estilo de vida orientado al uso de la tecnología han llevado a acumular grandes cantidades de este tipo de residuo y a la necesidad de un tratamiento específico para la recuperación de los materiales de valor que contienen los aparatos electrónicos y la microelectrónica. En base al tipo de residuo RAEE – divisible principalmente en domésticos, comerciales o tecnológicos – se realizan ciclos de tratamiento distintos, que van de la recuperación del motor eléctrico y de los componentes

ferrosos, a la valorización de los componentes denominados comúnmente «tierras raras». Las instalaciones Panizzolo se usan en los trabajos para la recuperación de acero, latón, hierro, aluminio, plástico y cobre. Estos metales se pueden encontrar en los alimentadores, los cables eléctricos y en los componentes de diferentes tipos e incluyen una clasificación mecánica previa, una sucesiva trituración y una selección de la calidad.

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El tratamiento de residuos urbanos por parte de las Plantas de tratamiento de RSU incluye una primera fase en la que se dividen solo los elementos plásticos, de los componentes que llevan metal. Los residuos compuestos siguen una ruta de molienda primaria, una serie de selecciones magnéticas y de selecciones densimétricas y de este modo permiten extraer hierro, aluminio, cobre y latón. Los residuos metálicos que quedan, pueden ser tratados de nuevo con ciclos especiales o pueden entregarse al incinerador de residuos.

En este caso, como en otro tipo de procesos de reciclaje, la selección es el elemento que diferencia una producción aproximada de una de cualidad, que va orientada a aprovechar al máximo el rendimiento del residuo, en cuanto a cantidad y calidad de la materia prima secundaria que será extraída del mismo.

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Dentro del campo de las latas encontramos las latas de hojalata y las latas para bebidas, de metal, pero también los tapones para botellas de cristal, residuos que tienen una elevada concentración de metal y solo el 1 % de materiales residuos. Entre las soluciones para conservar que propone la gran distribución, la lata es el sistema perfecto para reciclar, que permite una excelente relación entre materia prima obtenida y energía utilizada. Se pueden reciclar estos materiales infinidad de veces y, respecto a la producción primaria de nuevos envases, el reciclaje permite reducir mucho el consumo de energía y las emisiones de CO2 que conllevan muchas ventajas en el campo ecológico y en el económico.

El reciclaje de latas permite recuperar metales como el acero, el estaño de la hojalata y el aluminio. Durante la fase de recuperación, estos metales se trituran para eliminar la humedad, las etiquetas de papel, de plástico y las pinturas, y se obtiene una materia prima secundaria acorde con la normativa vigente. El metal que se obtiene se recupera en las acerías y debe seleccionarse con minuciosidad, para eliminar todas las impurezas que lleva y para que aumente de densidad.

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La chatarra metálica siempre ha sido un residuo muy importante por la elevada concentración de metal – en algunos casos de hasta el 90 % del peso total. Esto ha llevado a numerosas empresas a cambiar su función transformándose en empresa dedicada al comercio de chatarra metálica. Durante los últimos años dedicados al reciclaje, este tipo de material cada vez es más usado debido al creciente incremento del precio de las materias primas y se nota una progresiva conversión e estas actividades, orientadas a un proceso de tratamiento completo. ¡La recuperación de materiales es, de hecho, una importante ocasión medio ambiental y la mejor solución ecológica para producir metales desde cero, pero no solo eso! Solo la conversión de la comercialización, a un ciclo de tratamiento de metales completo, implica muchas ventajas económicas y la posibilidad de crear nuevas perspectivas para sus negocios y nuevas salidas comerciales específicas.

La mejora que ha experimentado de forma exponencial el proceso de reciclaje y las innovadoras tecnologías de trituración y de selección, permiten que nuestras plantas de transformación de metales conviertan dicha chatarra en un material homogéneo y con elevado peso específico, excelente para ser introducido de nuevo en el mercado. Se obtiene básicamente el respeto de todas las condiciones fijadas por la normativa UE para convertirse a todos los efectos en materia prima secundaria y no ser considerado como residuos. La elevada calidad de nuestros productos en salida queda garantizada y es ideal para la venta directa de hierro, cobre, latón, acero y aluminio en el horno de fundición y en las acerías.

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Los metales mixtos están formados por un residuo complejo como el cuadro eléctrico de una instalación. A continuación podemos encontrar la carcasa metálica, pero también muchos componentes como interruptores, fusibles y cables eléctricos, que deben dividirse bien en fracciones de metales ferrosos o no ferrosos o de otro tipo. El interés ecológico y ecológico es descomponer y tratar de forma adecuada los residuos de los metales mixtos, para introducir de nuevo en el mercado un metal reciclado, de alta calidad.

El proceso de revalorización de la chatarra metálica mixta se compone de fases secuenciales de trituración, reducción de volumen, molienda, selección y separación de los gránulos que salen.

Las tecnologías de última generación aplicadas a nuestras plantas de tratamiento de metales, permiten recuperar la totalidad de las materias primas secundarias – incluso las fracciones ferrosas más pequeñas y sobre todo metales como el aluminio, el cobre y el latón – que cumplan completamente con las normas de control de la contaminación medio ambiental. Como usuarios directos de maquinaria y de plantas de reciclaje de metales mixtos, conocemos el valor de un ciclo con elevadas prestaciones tanto a nivel de producción, como de consumo de energía.

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Cada vez más objetos, más productos y componentes se fabrican con aluminio o con aleaciones ligeras de este, primarias y secundarias. Gracias a sus características este metal es fundamental tanto en la fabricación de muchos objetos de uso común (bicicletas, carpintería, cafeteras, etc.) como para fabricar componentes de tecnología avanzada y complejos (trenes, automóviles, ordenadores, aviones y otros). Al no existir en la naturaleza, el reciclaje del aluminio es una actividad que ya se realiza desde el siglo XX y que hoy en día con mayor motivo sigue teniendo una gran importancia desde el punto de vista de la economía circular. El reciclaje del aluminio ya sea perfil o cárter, incluye la división de todos los componentes con los que está ensamblado.

Uno de los ejemplos más comunes es el reciclaje de la carpintería de aluminio, que incluye los tornillos, los cristales, las manillas y las piezas de plástico con funciones térmicas. Gracias a la molienda, se pueden separar completamente los materiales complementarios para conservar el aluminio en aleación primaria, una excelente solución respecto a un proceso que solo incluye la fusión que derivaría en aleaciones secundarias de valor mucho menor. Para seleccionar mejor la calidad de la aleación de aluminio, en nuestras plantas de reciclaje se usan selectores de rayos X que permiten separar el aluminio primario, del aluminio secundario, lo cual es fundamental para obtener un mejor rendimiento en la colada de fundición.

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La planta de refinación Panizzolo incluye el uso de molinos de martillos patentados de la serie RAF-M y RAF-F. Son sistemas de elevadas prestaciones y muy productivos que pueden trabajar al mismo tiempo acero y materiales inertes desgastados, ya sea durante la fase de molienda, como durante la de granulación. La chatarra metálica tratada presenta unas características muy desgastantes que comprometen, con el tiempo, el rendimiento efectivo de la elaboración. La diferencia de las plantas de refinación Panizzolo es que están pensadas de manera específica para un desgaste uniforme de cada componente, para evitar roturas o disminución improvisa de la productividad. El uso de fusiones especiales además permite que los martillos y los blindajes duren más tiempo. Los principales residuos tratados por la planta de refinación de Panizzolo son los siguientes:

Al finalizar el ciclo de tratamiento se eliminan casi todos los subproductos que no se pueden comercializar y solo se obtiene gránulo de metal limpios y que se pueden clasificar como materia prima secundaria.

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Si hasta hace unos años las escorias de las acerías eran consideradas como un residuo especial, hoy en día este subproducto industrial es una válida fuente de recuperación de material metálico y no metálico. La exigencia de agregados en continuo aumento en el sector de la construcción, mientras disminuye la presencia de canteras y por lo tanto de material pétreo en el país. Junto a esta tendencia, las escorias derivadas de residuo especial han sido clasificadas sucesivamente como residuo recuperable.

Esto ha permitido descubrir que este tipo de materias, tratadas de forma adecuada poseen propiedades físicas y mecánicas mejores respecto a otros materiales y a otras materias inertes y contienen muchos residuos metálicos. Estos residuos por lo tanto pueden reutilizarse directamente y pueden evitar ser entregados a un vertedero, además tendrán una amplia posibilidad de uso y se utilizan en forma de material para la construcción y en varios sectores industriales.

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El pulper (pasta de papel) de papelera es el desecho que se produce en la industria papelera durante el proceso de reciclaje del papel que se debe llevar a la maceración. Después de recuperar las fibras de celulosa, lo que queda es una mezcla de materiales mixtos que no son reciclables, que anteriormente se entregaban al vertedero y que producían pues elevados costes de eliminación. Hoy en día es posible someterlo a un proceso de recuperación, que permite disminuir los residuos que se deben llevar al vertedero y recuperar los materiales que todavía se pueden utilizar.

Gracias a las tecnologías cada vez más específicas y avanzadas es posible poner en marcha ciclos de tratamiento de residuos de papelera y realizar estas operaciones con costes bajos y de forma automatizada, valorizando de nuevo los metales que llevan, e introduciéndolos de nuevo en el ciclo productivo.

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